La naturaleza siempre cambiante del trabajo está impulsada por los avances y las innovaciones tecnológicas. En este sentido, la automatización de tareas en el sector de la salud y el cuidado (HeSCare) tiene el potencial de revolucionar la forma en que se presta la atención sanitaria. Lo cierto es que la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización de tareas son conceptos complejos y difíciles de definir con precisión, por lo que la European Agency for Safety and Health at Work (EU-OSHA), en el informe «Automation of cognitive and physical tasks in the health and social care sector: implications for safety and health», hizo una definición de los sistemas basados en IA según la OCDE y la Comisión Europea.
La OCDE actualizó su definición de sistemas basados en IA en 2023 como «un sistema basado en máquinas que, para objetivos explícitos o implícitos, infiere, a partir de los datos que recibe, cómo generar resultados como predicciones, contenidos, recomendaciones o decisiones que pueden influir en entornos físicos o virtuales. Los diferentes sistemas de IA varían en sus niveles de autonomía y adaptabilidad después del despliegue».
Por su parte, el Grupo Independiente de Expertos de Alto Nivel en Inteligencia Artificial (HLEG-AI) de la Comisión Europea definió los sistemas de IA como aquellos “que muestran un comportamiento inteligente al analizar su entorno y tomar acciones, con cierto grado de autonomía, para lograr objetivos específicos”. Los sistemas basados en IA pueden estar basados puramente en software y actuar en el mundo virtual (por ejemplo, asistentes de voz, software de análisis de imágenes, motores de búsqueda, sistemas de reconocimiento facial y de voz) o pueden integrarse en dispositivos de hardware (por ejemplo, robots avanzados, automóviles autónomos, drones o aplicaciones del Internet de las Cosas).
Basándose en estas definiciones, y para comprender mejor las implicaciones que las tecnologías avanzadas tienen en la seguridad y salud en el trabajo (SST) de los trabajadores, la EU-OSHA ha elaborado una taxonomía en la que clasifica las tecnologías por tipo, tipo de tarea, características de la tarea, grado de automatización y dimensión de SST.
La taxonomía diferencia entre sistemas basados en IA y sistemas complejos no basados en IA. Esta diferenciación permite incluir tecnologías avanzadas que abordan la automatización de tareas, incluso si no están estrictamente basadas en IA. Los robots colaborativos, por ejemplo, son un tipo específico de robótica avanzada que trabaja junto con los trabajadores humanos para realizar tareas, permitiendo nuevas formas de interacción humano-robot.
La tabla distingue entre tareas cognitivas y físicas en el trabajo. Las tareas cognitivas implican actividades mentales que requieren pensamiento, razonamiento, toma de decisiones y procesamiento de información. En el sector HeSCare, los profesionales sanitarios realizan intensas tareas cognitivas diariamente, como diagnósticos, planificación de tratamientos y atención al paciente, que requieren decisiones rápidas y análisis de datos del paciente.
Por otro lado, las tareas físicas abarcan actividades que requieren trabajo manual, movilidad y atención práctica al paciente. Estas incluyen la administración de tratamientos, realización de procedimientos médicos y el cuidado físico de los pacientes, como bañarlos, vestirlos y alimentarlos.
También se precisa en las tareas en totalmente automatizables y semiautomatizables; relacionadas con personas, información u objetos; y tareas rutinarias y no rutinarias. Esta categorización es fundamental para evaluar el potencial de automatización de tareas tanto físicas como cognitivas en el trabajo. A esto se suman las implicaciones en SST en tres categorías principales: físicas, psicosociales y organizativas. Los aspectos físicos cubren resultados relacionados con el bienestar físico, como accidentes y problemas musculoesqueléticos (MSK). Los aspectos psicosociales incluyen factores como el bienestar emocional, la presión y el agotamiento.
La automatización y el uso de IA en el sector HeSCare ofrecen un potencial significativo para mejorar la eficiencia y la seguridad en el trabajo. No obstante, es esencial considerar cuidadosamente las implicaciones para la SST y garantizar una implementación que beneficie a los trabajadores y mejore la atención al paciente.
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