Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Nanjing, en China, revela que el 42,8 por ciento de los médicos encargados de tratar a pacientes infectados con el COVID-19 sufren “lesiones cutáneas graves” debido al uso de Equipos de Protección Individual (EPIs). Mascarillas, gafas, protectores faciales y batas son algunos de los elementos más comunes empleados para protegerse frente al coronavirus.
Para la realización de esta investigación, publicada en Advances in Wound Care, se estudió el impacto causado de estos equipos en un total de 4.308 facultativos de 161 hospitales. Aquellos que presentaron lesiones las padecieron de tres tipos: causadas por la presión que ejercen los dispositivos de protección, daños asociados por la humedad y desgarros cutáneos.
Factores que aumentan el riesgo de lesión
Varios factores aumentaron el riesgo de lesión cutánea: “sudoración intensa, mayor tiempo de uso diario, ser hombre y usar EPI de grado 3 frente a grado 2”, tal y como señalan los resultados de este informe. Además, los investigadores concluyeron que las lesiones cutáneas aumentan el riesgo de infección personal debido a medidas de prevención y tratamiento de las lesiones insuficientes.
Solo el 17,7 por ciento de los participantes en el estudio usaba apósitos y lociones profilácticas para proteger la piel, y de ellos, el 40 por ciento de los encuestados con sudoración y uso de EPI de grado 3 tomó medidas preventivas. Mientras, solo el 4 por ciento de los médicos con lesiones adoptaron apósitos, aceites o cremas hidrocoloides para tratarlas.
Falta de protección en una etapa temprana
Las razones de estos resultados puede estar relacionada con los siguientes factores, según la investigación:
- Primero, el personal médico y los administradores “ignoraron la protección de la piel en una etapa temprana”.
- Segundo, el personal médico en primera línea contra la pandemia “no recibió formación sobre cómo prevenir y tratar las lesiones cutáneas y se sabía poco sobre cómo utilizar los apósitos”.
El 17,7 por ciento de los participantes en el estudio que usaba apósitos y lociones profilácticas para proteger la piel. De hecho, a algunos médicos les preocupaba que, si usaban vendajes para proteger el puente de la nariz y las mejillas, “la mascarilla y las gafas no se cerrarían lo suficiente y posiblemente representarían un mayor riesgo de infección”.
Finalmente, los recursos preventivos utilizados por los sistemas sanitarios “eran inadecuados”, por lo que el personal médico utilizó lo que estaba disponible. Por ello, este estudio sugiere que es necesario realizar “preparativos adecuados para emergencias de salud pública”.
Primero, los administradores “deben prestar atención a la protección de la piel y buscar una asignación racional de los recursos médicos”. Así, “los productos protectores deben seleccionarse de acuerdo con las pautas, como apósitos profilácticos y crema de ácidos grasos”.
El material y la forma de los apósitos profilácticos deben mejorarse en el futuro, por ejemplo, para “desarrollar varios apósitos profilácticos adecuados para la cabeza y la cara para mantener eficazmente el equilibrio de humedad y proteger la piel”, que son beneficiosos para tratar las lesiones cutáneas.
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