No hay nada mejor que un protocolo específico para la atención de emergencias. La Asociación Chilena de Seguridad compartió una guía titulada «Prevención de riesgos en el combate de incendios forestales«, en la que precisan cuáles son las cinco etapas a la hora de apagar las llamas.
Reconocimiento
El personal deberá ubicar la zona del incendio, así como identificar su tipo, las dimensiones y la velocidad de propagación. Esta última puede ser lenta (poco avance), moderada (menos de 30 m/min), peligrosa (de 30-80 m/min) y crítica (más de 80 m/min). También que identificar los valores amenazados, las superficies afectadas, el tiempo atmosférico, la topografía, los combustibles, vías de escape y cualquier otro dato de interés.
Evaluación
La etapa consiste en identificar las condiciones de clima (pasado, presente y pronóstico), evaluar los recursos de ataque disponible (brigadas, apoyo aéreo, experiencia y estado físico de combatientes) y las condiciones de los equipos. No hay que perder de vista la seguridad de los combatientes y lugareños, el comportamiento del fuego, las dimensiones del incendio y definir el personal y los materiales a utilizar según tamaño y comportamiento del fuego. Después queda planificar el combate acorde a las situaciones del momento y obtener información de la Central de Operaciones.
Ataque inicial
El objetivo es detener el avance del incendio, especialmente en áreas críticas. El Jefe de Incendio indica las medidas de seguridad para cada combatiente. El ataque inicial se aplica generalmente en la cabeza del incendio (mayor velocidad de propagación). Si hay otras áreas críticas o riesgosas, se ordenará ataque hacia dichos puntos (zona de combustible liviano).
Control
Al detener el avance del fuego deberá controlarse totalmente el incendio, impidiendo que el fuego continúe propagándose por el resto del perímetro.
Liquidación
Una vez establecido el control, se procede a extinguir todos los focos ardientes que resten, tanto en el perímetro como al interior del incendio. Se apagan tocones y trozas; entierran restos humeantes y estabiliza combustible encendido que pueda rodar por la pendiente.
Guardia de cenizas
Extinguido el incendio, el equipo deberá dejar personal que vigile el área quemada durante un tiempo razonable para detectar rebrotes de fuego. Los guardias de cenizas recorren la superficie quemada, revisando y vigilando que combustible existente no esté encendido.
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