Almacenar líquidos inflamables en el lugar de trabajo requiere de protocolos y estándares muy específicos según el país donde esté operando la compañía. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) de Estados Unidos, por ejemplo, exige el estándar 29 CFR 1910.106 para el manejo y almacenamiento seguro de líquidos inflamables, y evitar así la probabilidad de que ocurran explosiones e incendios.
Antes de atender las recomendaciones del organismo estadounidense, hay un aspecto clave en el manejo seguro de líquidos inflamables: el punto de inflamabilidad, que es la temperatura mínima a la que un líquido emite vapor en una concentración suficiente para formar una mezcla inflamable con el aire cerca de la superficie del líquido. Generalmente, cuanto más bajo es el punto de inflamación, más peligroso es el líquido inflamable.
A este aspecto clave debe añadirse la presión generada por el vapor que produce un líquido en un recipiente cerrado. Cuanto mayor sea la presión de vapor, más probable es que el líquido se evapore y emita vapores. La presión de vapor aumenta a medida que aumenta la temperatura. Tenga en cuenta que los líquidos con alta densidad de vapor tienden a acumularse cerca del piso o acumularse en áreas bajas como sumideros, bocas de acceso y zanjas.
Otro detalle básico es la incompatibilidad de ciertas sustancias químicas. Se debe tener cuidado de almacenar los materiales incompatibles lejos unos de otros y asegurarse de que los derrames de los productos químicos no se mezclen para evitar explosiones, incendios y gases mortales.
Manejo seguro de líquidos inflamables
Según la normativa de la OSHA, los líquidos inflamables deben almacenarse en recipientes cerrados cuando no estén en uso, limpiar rápidamente cualquier derrame o fuga y controlar las fuentes de ignición en el área. También deben colocarse carteles de advertencia como «prohibido fumar».
Otros aspectos fundamentales del almacenamiento seguro incluyen la identificación de productos químicos incompatibles para garantizar que se almacenen por separado y prestar atención a las salidas. Los líquidos inflamables no deben almacenarse cerca de salidas, escaleras u otros pasillos necesarios para que las personas salgan del edificio.
«Las rutas de salida deben organizarse de modo que los empleados no tengan que viajar hacia un área de alto riesgo, a menos que la ruta de viaje esté protegida de manera efectiva del área de alto riesgo por particiones adecuadas u otras barreras físicas», especifica la OSHA.
Riesgo de incendio
Un fuego necesita tres elementos para arder: oxígeno, combustible y calor. En algunos casos, una reacción química en cadena también puede provocar un incendio. Con líquidos inflamables en el lugar de trabajo, los dos primeros elementos están presentes: oxígeno (el aire) y combustible (el líquido inflamable). Todo lo que un incendio necesita para comenzar es calor (una fuente de ignición).
Fuentes de ignición
Uno de los principales riesgos es la electricidad estática, es decir, la carga eléctrica que se genera a partir de la fricción. Para evitar accidentes, la OSHA exige que los recipientes de líquidos inflamables estén correctamente conectados a tierra durante la transferencia o el vertido de líquidos.
Puedes leer aquí la guía completa de la OSHA para la gestión de líquidos inflamables.
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