Las principales fuentes de emisiones de dióxido de azufre son la quema de combustibles fósiles y la actividad volcánica natural. Los trabajadores que están expuestos a vías públicas muy transitadas, por lo tanto, están expuestas a sufrir enfermedades ocupacionales relacionadas con el sistema respiratorio. Conozcamos de qué se trata y cuáles son sus efectos negativos a la salud para ser más consientes sobre los peligros en el lugar de trabajo.
El dióxido de azufre (SO 2) es un contaminante del aire reactivo e incoloro con un olor fuerte. Además, a temperatura ambiente, el dióxido de azufre no es inflamable y resulta más pesado que el aire. Tiene otras denominaciones como óxido de azufre, anhídrido de ácido sulfuroso, anhídrido sulfuroso y óxido sulfuroso.
Las personas expuestas únicamente al gas de dióxido de azufre no presentan riesgo de contaminación secundaria. Las personas cuya piel o ropa está contaminada con dióxido de azufre líquido pueden contaminar a quienes estén en contacto.
El dióxido de azufre en la salud
El dióxido de azufre irrita la piel y las membranas mucosas de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. En altas concentraciones, pueden causar inflamación e irritación del sistema respiratorio, especialmente durante la actividad física intensa.
Los síntomas incluyen dolor al respirar profundamente, tos, irritación de garganta y dificultad para respirar. Las altas concentraciones de SO 2 pueden afectar la función pulmonar, empeorar los ataques de asma y empeorar las enfermedades cardíacas existentes en personas sensibles. Este gas también puede reaccionar con otros químicos en el aire y convertirse en una pequeña partícula que puede ingresar a los pulmones y causar efectos similares en la salud.
De acuerdo con la Agency for Toxic Substances and Disease Registry, el dióxido de azufre reacciona con el agua en las vías respiratorias superiores para formar hidrógeno, bisulfito y sulfito, todos los cuales inducen irritación. Como resultado, la broncoconstricción refleja aumenta la resistencia de las vías respiratorias.
Cabe precisar que la inhalación en concentraciones muy bajas puede agravar las enfermedades pulmonares crónicas, como el asma y el enfisema. Ciertos asmáticos altamente sensibles pueden desarrollar broncoespasmo cuando se exponen a dióxido de azufre o alimentos conservados en sulfito.
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