Recientes estudios de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) confirman que hay un vínculo entre los factores de riesgos psicosociales y los trastornos musculoesqueléticos (TME). Por esta razón, los investigadores compartieron cuáles son las medidas de prevención que bien pueden facilitar el regreso de los trabajadores afectados a partir de intervenciones tempranas.
Usualmente, los esfuerzos por reducir el riesgo de TME en el lugar de trabajo se han centrado en los factores físicos ligados al trabajo. Sin embargo, es importante destacar la relación entre los TME y los factores psicosociales, como las cargas de trabajo excesivas y la falta de apoyo.
«La prioridad [en la implementación de medidas preventivas] es lograr el compromiso positivo de todos los niveles de la organización, desde los trabajadores hasta los supervisores, mandos intermedios y altos directivos. Si bien las intervenciones físicas a menudo se pueden adoptar fácilmente en el lugar de trabajo, abordar los factores de riesgo psicosociales con frecuencia implica un cambio organizacional,
requiriendo reconocimiento y compromiso», señala EU-OSHA.
Cómo prevenir los TME relacionados con los riesgos psicosociales
- Plantear un enfoque sistemático y holístico de la evaluación de riesgos, que abarque tanto los riesgos físicos como los psicosociales.
- Al igual que con los factores de riesgo físicos, la evaluación debe adoptar un enfoque integral, teniendo una visión amplia para evaluar todos los riesgos psicosociales potenciales y no centrándose en una selección de esos riesgos.
- La evaluación de riesgos requiere el compromiso de la gerencia y debe involucrar activamente a la fuerza laboral, y debe garantizar que se evalúen las actividades laborales reales, no lo que se cree que sucederá.
- Debido al enfoque individual de muchas herramientas de evaluación de riesgos psicosociales, la evaluación adecuada de los factores de riesgo psicosocial requiere apertura y honestidad por parte de la fuerza laboral. Deben existir medidas apropiadas para salvaguardar y proteger la confidencialidad individual.
- La evaluación de la salud y el bienestar físico y psicosocial también será valiosa para identificar dónde es más necesaria la acción.
- Debe recordarse que los factores de riesgo psicosocial pueden tener un impacto negativo directo en la salud y el bienestar psicológicos y en los trastornos musculoesqueléticos.
- Además de contribuir al desarrollo de TME, los factores psicosociales pueden crear barreras para el regreso al trabajo de las personas con TME crónicos.
- La evaluación de riesgos es un medio para un fin, no un fin en sí mismo, y requiere que se identifiquen e implementen medidas preventivas y correctivas.
- Al igual que con la evaluación de riesgos, la identificación y el desarrollo de cualquier acción de seguimiento debe involucrar a la fuerza laboral.
- La evidencia sugiere que las soluciones desarrolladas en colaboración tienen más probabilidades de tener éxito.
- De acuerdo con las buenas prácticas reconocidas, los riesgos del lugar de trabajo deben reevaluarse periódicamente para confirmar que las medidas de reducción de riesgos se están implementando correctamente y en reconocimiento del hecho de que muchos lugares de trabajo son lugares dinámicos donde los riesgos pueden cambiar y pueden surgir nuevos riesgos.
- Hay algunas pruebas de que un enfoque multifactorial de la prevención es más eficaz que abordar factores de riesgo únicos, tanto en la prevención primaria como en la rehabilitación.
- La complejidad de los factores que interactúan con respecto a la rehabilitación y la prevención de la recurrencia, donde también deben tenerse en cuenta las barreras psicológicas individuales para el regreso, puede hacer que dicho enfoque multifactorial sea aún más necesario, en comparación con el enfoque inicial de prevención.
- Algunos factores psicosociales pueden funcionar positivamente, especialmente el apoyo positivo de los compañeros de trabajo y los gerentes. Idealmente, dicho apoyo debería desarrollarse como parte de una cultura abierta.
- Cuando corresponda, puede ser necesario consagrar procedimientos de apoyo más formales en los sistemas de trabajo y, cuando sea necesario, garantizar que los supervisores y gerentes tengan la capacitación necesaria para comprender y aplicar dichos sistemas.
- Cuando se requiera un cambio en el trabajo y los sistemas de trabajo, se deben tomar disposiciones para garantizar que dichos cambios se introduzcan y mantengan. La experiencia sugiere que, sin el refuerzo necesario, la reversión al statu quo suele ser la norma.
- En muchos casos, la comunicación, la colaboración y la participación son claves, asegurando que el cambio se explique y se transmita en cascada dentro de la fuerza laboral. Nuevamente, la experiencia práctica sugiere que el cambio introducido o aplicado sin tal participación puede generar resentimiento, falta de compromiso y cooperación y, finalmente, la falla del sistema.
- Algunos factores pueden actuar sobre riesgos tanto físicos como psicosociales. Por ejemplo, permitir una mayor libertad individual para programar descansos en el trabajo (cuando sea posible) puede actuar directamente para reducir la tensión física y también puede proporcionar una mayor sensación de control personal. Esto puede conducir a beneficios claros.
- Abordar el acoso psicológico y sexual (cuando se identifique) debe ser una prioridad, ya que esto puede afectar gravemente la salud tanto física como psicosocial.
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