Se considera trabajo en altura aquel trabajo que se realiza a partir de 1,8 m por encima de la superficie, de acuerdo con la norma OSHA 29 CFR 1926, aunque la distancia también podría ser menor. Subir escaleras, postes, andamios, estructuras elevadas, etc., e incluso subir pendientes con potencial de caída, son algunas de las situaciones donde se da este tipo de trabajo.
El trabajo en altura es considerado de alto riesgo ya que puede causar la muerte o incapacidad permanente. El riesgo relacionado con este tipo de actividad es que una persona sufra una caída de diferente nivel, comenta Marcela Manrique, especialista técnico de Rothoblaas.
La caída de objetos también representa un riesgo en estas situaciones de trabajo. Estadísticamente, es el evento más común y, por lo general, produce daños materiales, pero el más peligroso y que debe evitarse es la caída de personas, que ocurre en menor número pero que ocasiona daños más graves: el trabajador puede desde quedar suspendido hasta sufrir un accidente grave o mortal.
Al realizar un trabajo en altura, es indispensable no solo contar con todos los elementos de seguridad necesarios sino además que los supervisores estén plenamente capacitados en su implementación, sostiene Diego Fernández, gerente de Operaciones en Trabajos Verticales SAC.
Los elementos más conocidos son los equipos de protección personal que conforman el sistema protección anticaída y que pueden ser diferentes elementos (líneas de restricción, de posicionamiento, etc.) que van acompañados del arnés y que permiten al trabajador evitar una caida o detenerla en caso se produzca. Hay otros sistemas que también deben ser tomados en cuenta, que son los sistemas de protección colectiva y ambos deben ser utilizados de acuerdo al riesgo del trabajo y las posibilidades de instalar uno u otro o ambos.
Sistema de protección anticaída
Se conoce como sistema de protección anticaída al conjunto de arnés, punto de anclaje, conector y línea de vida, principalmente. La función de estos elementos es evitar que el trabajador llegue al suelo, reduciendo el impacto al caer y quede suspendido para que no sufra lesiones graves e incluso la muerte.
En cuanto al arnés, es un conjunto de correas que tiene como función distribuir las fuerzas de la caída para reducir el riesgo de lesiones corporales, explica Marcela Manrique. Está compuesto por correas, herrajes, almohadillas, anillos en D y los puntos de ajuste.
El punto de anclaje es el encargado de realizar la conexión entre los elementos conectores. Por lo tanto, manifiesta Marcela Manrique, debe resistir la fuerza de cualquier caída y estar conectado a una parte estructural firme, como una viga de madera, de metal o de techo. Además, los puntos de anclaje deben planearse antes de comenzar el trabajo; al instalarlos, se debe seguir las instrucciones del fabricante.
El conector es el encargado de unir el arnés con el punto de anclaje. Existen diferentes tipos de conectores y materiales, los cuales deben tener la capacidad de absorber parte de la fuerza de la caída.
Adicionalmente, la línea de vida es una forma de anclaje continuo, donde el trabajador conecta su cuerda o sistema de amarre y puede desplazarse vertical u horizontalmente y sus movimientos son seguidos por el dispositivo anticaídas que se conecta a la línea de vida. En caso de caída, la línea de vida resiste la fuerza del impacto de la caída y protege al trabajador.
Uso correcto de equipos
La línea de vida convencional de 1,8 m de factor de caída 1 debe usarse por encima del punto de anclaje al arnés, es decir, en el anillo de la espalda, para que el sistema funcione de la mejor forma posible. De ese modo, en caso de caída, esta será de un factor 1, lo que significa que la persona podrá caer tanto como el largo de la línea y el impacto será menor, pero considerando que con este elemento puede requerir un espacio de caída de 5 metros.
En cambio, si se usa la línea de vida por debajo del punto de anclaje al arnés, el factor de caída será 2 y se debe de usar un disipador de factor 2, de modo que la distancia de caída será mayor y el disipador de la línea de vida lo absorberá. Pero si la línea de vida es para factor de caída 1, el disipador se puede abrir sin llegar a disipar totalmente la caida y el impacto puede llegar a ser aún mayor.
Las personas que trabajan en construcción en la parte alta, haciendo vaciado de techo, por ejemplo, normalmente van a anclar en la parte baja, a la altura de los pies, porque no tienen nada por encima, explica Diego Fernández. En ese caso, deberían usar una línea de vida para factor de caída 2. El problema es que en el mercado se encuentra usualmente solo líneas de vida con disipador para factor de caída 1.
Además de estos elementos que conforman el sistema personal de protección anticaída, también existen otros. Por ejemplo, el sistema de retención, el sistema de posicionamiento, el sistema de suspensión y el sistema de protección colectiva. No obstante, las empresas normalmente solo usan lo mínimo necesario que exige la ley, que son el arnés, la línea de vida, el conector y el punto de anclaje y, en el caso del sistema de protección colectiva, las barandas.
«Hay un espacio muy rico de elementos de protección para las distintas industrias, que no son utilizados porque representan un costo mayor para las empresas, pero que bien asesorados podrían permitir una mayor seguridad en el trabajo», subraya Diego Fernández.
Cultura y capacitación
En los trabajos en altura suele haber la costumbre de no usar arnés, o de usarlo sin anclarlo a una línea de vida; asimismo, hay una falta de control de las herramientas que utilizan, como alicates, desarmadores, etc., pues pese a que hoy existen diferentes dispositivos de sujeción, aquellas no suelen estar amarradas.
Constantemente se innova en nuevos equipos y materiales para trabajos en altura. Hay arneses para soldadura que están diseñados con material Nomex y que son ignífugos. Las chispas no causan daño y la cinta no se quema; a diferencia si se trabaja con un arnés convencional, que puede terminar con puntos de quemadura. También hay arneses dieléctricos que no tienen ninguna pieza metálica expuesta, así como elementos de fijación que se desarrollan para cada herramienta y peso.
La experiencia demuestra que en los trabajos en altura no suele usarse todos los elementos disponibles por una falta de conocimiento y de cultura, o no se hace de la manera adecuada. Se necesita gente preparada y con la capacidad suficiente para seleccionar todos los elementos que garanticen un trabajo seguro.
Si el supervisor no tiene los conocimientos necesarios, difícilmente podrá dar alternativas de solución para cada trabajo. Además, es importante que los encargados sepan implementar medidas de seguridad en función a los riesgos que se pueda identificar. «Eso se logra con experiencia y capacitación. Los equipos solos no salvan ni solucionan problemas», indica Diego Fernández.
Mantenimiento e inspección
Para realizar el mantenimiento de los componentes de un sistema de protección anticaídas se debe tener en cuenta las recomendaciones del fabricante, ya que el uso de productos inadecuados puede generar la baja del componente del sistema, sostiene Marcela Manrique.
En general, el mantenimiento se debe realizar con la mayor frecuencia posible. Si se usan los equipos continuamente, debería ser por lo menos una vez a la semana. De esa forma, si se identifica alguna irregularidad, como por ejemplo desgaste u oxidación, inmediatamente se pide el cambio para que el equipo vaya a una inspección y mantenimiento más profundo, o se le da de baja. Si el equipo no cuenta con la etiqueta de información técnica, no debería utilizarse.
Las inspecciones de los equipos de seguridad deben realizarse ni bien se compran, ya que el estar nuevos no garantiza que sea seguro y, por el contrario, podrían tener fallas. También se debe inspeccionar al recibirlo de un compañero o del almacenero antes de usarlo. Es clave una inspección periódica por parte de una persona capacitada y con experiencia en su uso, cuidado y mantenimiento.
«Esto hay que hacerlo con regularidad, algo que no se suele hacer. Y la persona que lo hace tiene que asegurarse que los equipos estén guardados en lugar adecuado, no totalmente cerrado, con sombra, fresco, que no esté expuesto a humedad», refiere Diego Fernández.
Lo que se busca con la inspección es que los componentes textiles del equipo tengan continuidad, es decir, que no tengan partes raspadas, rasgadas, rotas o sueltas, que las costuras estén íntegras y que contrasten con el color de la cinta del equipo, ya que esto permite ver mejor el estado de la costura. De la misma forma, se busca continuidad en los elementos metálicos, que no estén doblados, golpeados, chancados u oxidados, que las partes mecánicas tengan un movimiento normal y no se traben, o que no haya suciedad en las partes móviles.
«Eso se debe hacer específicamente para cada equipo; luego de la inspección, la persona que realiza el trabajo debe determinar a qué equipos se da de baja, cuáles van a mantenimiento y qué equipos vuelven al almacén por estar en buen estado con un mantenimiento mínimo», recomienda Marcela Manrique.
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