Los accidentes eléctricos en el hogar representan un riesgo latente en miles de viviendas peruanas, muchas de las cuales carecen de sistemas de protección adecuados. El sistema de puesta a tierra, también conocido como cable a tierra, constituye un elemento fundamental para prevenir descargas eléctricas e incendios causados por fallas en las instalaciones. Este mecanismo conecta las partes metálicas de enchufes y electrodomésticos directamente con el suelo, permitiendo que la corriente eléctrica se desvíe de manera segura ante cualquier anomalía.
La realidad de la infraestructura eléctrica en el país evidencia una problemática significativa. Según datos del Instituto Peruano de Economía (IPE), el 63% de las viviendas construidas entre 2007 y 2024 son informales, lo que implica que gran parte de estas edificaciones carece de instalaciones eléctricas certificadas o sistemas de protección apropiados.
Funciones críticas del sistema de protección eléctrica
Un sistema de puesta a tierra correctamente instalado, según Elí Dávila, ingeniero electricista especialista de Cables Eléctricos CELSA, desempeña múltiples funciones para reducir los accidentes eléctricos. En primer lugar, protege contra descargas accidentales al dirigir la corriente hacia el suelo en caso de fallas internas en los equipos, evitando que atraviese el cuerpo humano. Adicionalmente, permite que los interruptores automáticos o diferenciales actúen con mayor rapidez al detectar corrientes de fuga.
Este sistema también mejora la estabilidad de la instalación eléctrica al proporcionar una referencia de voltaje adecuada, reduciendo perturbaciones que pueden afectar el funcionamiento de los aparatos. Asimismo, protege equipos sensibles como computadoras y televisores ante sobrecargas o variaciones de voltaje que podrían ocasionar daños permanentes.
Señales de alerta que indican fallas en el sistema
Existen diversos indicadores que pueden advertir sobre deficiencias en el sistema de puesta a tierra y potenciales accidentes eléctricos. Entre las señales más comunes se encuentran enchufes o tomas metálicas que vibran o emiten zumbidos, así como aparatos que producen leves descargas u hormigueo al contacto.
Otras manifestaciones incluyen luces que chisporrotean o fluctúan en intensidad, la falta de activación del interruptor diferencial ante fallas evidentes, y la necesidad frecuente de utilizar transformadores o adaptadores para que los equipos funcionen correctamente. Cualquiera de estas señales requiere la intervención inmediata de un técnico certificado.
Los especialistas recomiendan realizar revisiones profesionales del sistema cada uno o dos años, o cuando se ejecuten ampliaciones o modificaciones en la instalación eléctrica. En zonas con alta humedad o mayor consumo energético, la verificación debe realizarse anualmente para garantizar un funcionamiento óptimo y prevenir accidentes eléctricos.
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