Cada año, ingente cantidad de personas, bienes materiales, negocios y hogares son afectados por los incendios. Según las estadísticas, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú atendió más de 11 mil incendios en todo el país durante el 2017.
“Para evitar que el incendio se produzca o para extinguirlo controlándolo y dominándolo, en el caso de que llegara a producirse, es necesario conocer el fundamento del fuego”, recomiendan los especialistas de la organización española FREMAP.
De acuerdo a la naturaleza del combustible, existen tres clases de fuego:
- Fuegos de materiales sólidos cuya combustión se produce con formación de brasa.
- Fuegos de materiales líquidos o de sólidos que por acción del calor puedan pasar al estado líquido.
- Fuegos de metales químicamente activos como el magnesio, potasio y titanio, entre otros.
En el documento Guía Básica sobre Prevención de Incendios, FREMAP denomina combustible a toda sustancia capaz de experimentar una reacción de combustión. Los seis aspectos más importantes a conocer de los materiales combustibles son:
- a) Punto de inflamación
Es la temperatura a la cual una sustancia comienza a desprender vapores o gases en cantidad suficiente para mantener la combustión. Se expresa en grados centígrados. Este dato es un indicativo de la peligrosidad de un combustible. Cuanto más bajo sea el punto de inflamación más fácilmente desprenderá́ vapores un combustible. Por ejemplo, la gasolina tiene un punto de inflamación de -43° C a -38° C, dependiendo de su octanaje. El punto de inflamación del aceite de soja es de 282° C, que evidentemente, es menos peligroso que la gasolina, pues se necesita una fuente de calor mayor para hacer alcanzar esta temperatura al aceite de soja.
- b) Temperatura de ignición
Es la temperatura a la cual una sustancia empieza a arder espontáneamente. Se la denomina también temperatura de autoinflamación o autoignición.
- c) Punto de autoinflamación
Es aquella temperatura mínima a la cual un combustible emite vapores, que en presencia de aire u otro comburente, comienzan a arder sin necesidad de aporte de una fuente de ignición.
- d) Límites de inflamabilidad
La combustión solo es posible cuando la concentración de los gases está comprendida entre los valores específicos para cada combustible. A la mínima concentración necesaria para mantener la combustión se la denomina Limite Inferior de Inflamabilidad. La concentración por encima de la cual la combustión no es posible, recibe el nombre de Limite Superior de Inflamabilidad. El límite de inflamabilidad de una sustancia nos indica también la peligrosidad de la misma, así́, cuanto mayor sea el margen entre el límite inferior y el límite superior, más peligroso será́ este momento.
- e) Energía mínima de activación
Como ya se ha dicho, para que los vapores combustibles, una vez mezclados con el oxígeno, comiencen a arder se necesita una fuente de ignición que produzca una cantidad mínima de energía. A esta cantidad mínima de energía se la denomina energía mínima de activación.
- f) Tamaño
Aunque no es propiamente una característica del material combustible, sí es una condición que facilitará o dificultará el inicio de un fuego. Cuanto más finamente esté dividido un combustible, menos cantidad de calor necesitará para alcanzar la temperatura de ignición o el punto de inflamación. Esta condición es tan importante, fundamentalmente en los combustibles sólidos, que algunos materiales al estar finamente pulverizados se comportan como combustibles muy peligrosos. Como ejemplo se puede tomar la harina que al estar pulverizada en la atmósfera puede arder tan violentamente que da lugar a explosiones.
El fuego es la manifestación energética de la reacción química conocida con el nombre de combustión. Para que una combustión sea posible, se requiere la presencia simultánea de un material combustible, un comburente, normalmente el oxígeno del aire, y condiciones de temperatura determinadas.
Para explicar el proceso de la combustión, y con fines didácticos, se utiliza el llamado Triángulo del Fuego: combustible, comburente y calor. Cada uno de los lados del triángulo representa un elemento necesario para que se produzca la combustión. Si el triángulo no está completo, el fuego no será posible.
En realidad, el proceso de la combustión es mucho más complejo. Cuando una sustancia se calienta, desprende vapores o gases. Este fenómeno se conoce con el nombre de pirolisis. Estos vapores se combinan con el oxígeno del aire que, en presencia de una fuente de ignición, arden.
Hasta este momento la combustión se ha comportado como una reacción endotérmica, es decir, necesita el aporte de calor para que pueda iniciarse. Una vez que estos vapores empiezan a arder, se desprende calor y la reacción es exotérmica.
Si la cantidad de calor desprendida no es suficiente para generar más vapores del material combustible, el fuego se apagará; por el contrario, si la cantidad de calor desprendida es elevada, el material combustible seguirá́ descomponiéndose y desprenderá́ más vapores que se combinarán con el oxígeno, se inflamarán y el fuego aumentará.
Esta descripción del proceso de combustión es válida, tanto si el combustible se encuentra en estado sólido como líquido. Por el contrario, los gases no necesitan calentarse. Por este motivo, los gases combustibles son muy peligrosos y su combustión muy rápida.
Productos de la combustión
Como en toda reacción química, las sustancias reaccionantes en una combustión dan lugar a otras totalmente distintas. De entre todas ellas, las más importantes son el humo y los gases tóxicos.
- El humo está formado por diminutas partículas sólidas y vapor condensado. Estas partículas pueden ser de color, dimensiones o cantidad tales que dificultan la visibilidad, impidiendo la identificación de las salidas o su señalización.
- Los gases tóxicos que se desprenden en una combustión son muy diversos dependiendo del material combustible. Los más comunes son el monóxido de carbono y el anhídrido carbónico.
El monóxido de carbono envenena por asfixia al combinarse con la hemoglobina de la sangre, impidiendo el transporte del oxígeno que el cuerpo necesita. El anhídrido carbónico estimula el ritmo de la respiración. Esta circunstancia, combinada con la disminución de oxígeno en el aire, puede provocar la asfixia.
Los especialistas de FREMAP recomiendan que en presencia de humo, camina lo más agachado que puedas por debajo del mismo y siempre que sea posible, cubriéndote las vías respiratorias con un trapo o un pañuelo húmedo.
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