El síndrome de burnout se ha convertido en una preocupación creciente en el ámbito laboral, especialmente a medida que las presiones laborales y el estrés continúan en aumento. Con la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo define como un «estado de agotamiento vital», queda claro que este fenómeno es mucho más que una simple respuesta al estrés. Según el artículo «Signs of burnout at work — and what to do about it» publicado por Better Up, la pandemia de COVID-19 ha intensificado esta problemática, con un significativo incremento del 41% de empleados que reportaron sentirse agotados en mayo de 2020, en comparación con el 23% registrado en estudios previos a la pandemia.
Las investigaciones indican que el síndrome de burnout no es un fenómeno nuevo ni exclusivo de tiempos pandémicos. Un estudio de Deloitte de 2015 ya revelaba que el 77% de los profesionales encuestados habían experimentado burnout en sus trabajos actuales. Además, el 91% coincidió en que el estrés desmesurado afecta negativamente la calidad de su trabajo. Las repercusiones de este estrés son alarmantes, con estimaciones de hasta 120,000 muertes anuales y costos de atención médica que ascienden a 190,000 millones de dólares al año.
Conscientes de la gravedad del problema, la OMS ha revisado su definición del burnout en la última edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Ahora, es reconocido como un “fenómeno ocupacional” que surge cuando el estrés crónico en el lugar de trabajo no se maneja adecuadamente. Esto subraya la necesidad urgente de estrategias efectivas para la gestión del estrés y la promoción del bienestar en los ambientes laborales.
La comprensión y la intervención en el síndrome de burnout son esenciales para mejorar no solo la calidad de vida de los empleados, sino también la eficiencia y productividad de las organizaciones. A medida que continuamos enfrentando desafíos en el entorno laboral, es fundamental priorizar el manejo del estrés y promover una cultura de bienestar para mitigar los efectos negativos del burnout y fomentar un ambiente de trabajo más saludable y sostenible.
Los síntomas del burnout
- Agotamiento: sentirse agotado física, emocional y mentalmente, incluso después de un tiempo de descanso.
- Falta de motivación: dificultad para reunir entusiasmo por el trabajo.
- Actitud cínica: volverse cada vez más negativo, cínico o distante.
- Irritabilidad: tener mal carácter y frustrarse con mayor facilidad.
- Dificultad para concentrarse: dificultad para concentrarse en las tareas y ser olvidadizo.
- Disminución de la productividad: hacer menos cosas de lo habitual y tener un menor rendimiento.
- Ausentismo: perder más días de trabajo debido a una enfermedad o falta de motivación.
- Síntomas físicos: experimentar dolores de cabeza, dolores de estómago u otros dolores.
- Cambios en los hábitos de sueño/alimentación: insomnio o dormir demasiado, comer en exceso o pérdida del apetito.
- Aumento de errores/equivocaciones: cometer más errores debido a la falta de concentración.
- Aislamiento: desconectarse de los colegas y evitar situaciones sociales.
- Mentalidad de escapista: fantasear constantemente sobre un cambio de carrera o renunciar.
- Energía agotada: falta de energía para ser productivo de manera constante.
- Sentimiento de subvaloración: sensación de falta de aprecio o reconocimiento.
- Plazos incumplidos: incumplir plazos con frecuencia y tener dificultades para cumplirlos.
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