La seguridad en el trabajo no es solo una obligación legal para las empresas, sino una responsabilidad ética fundamental. A diario, los trabajadores se enfrentan a una amplia gama de peligros que pueden comprometer su bienestar y, en muchos casos, sus vidas. La elaboración de una Matriz de Identificación de Peligros, Evaluación de Riesgos y Controles (IPERC) es una herramienta clave para la gestión de estos peligros. Sin embargo, a menudo se observa que muchas empresas fallan en su correcta implementación, lo que lleva a situaciones de riesgo evitables.
La Matriz IPERC es un documento que permite a las empresas identificar los peligros asociados a las actividades laborales, evaluar los riesgos que esos peligros representan y establecer las medidas de control necesarias para minimizar dichos riesgos. El propósito final de este proceso es reducir la probabilidad de que ocurran accidentes o enfermedades laborales, y garantizar un entorno seguro para todos los trabajadores.
En este sentido, la Matriz IPERC es mucho más que una simple obligación regulatoria. Es un instrumento vivo, que debe adaptarse constantemente a las realidades cambiantes del entorno laboral. Ya sea una pequeña empresa con pocos empleados o una gran corporación, todas están expuestas a riesgos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden derivar en tragedias humanas y pérdidas económicas significativas.
Fallas comunes
Uno de los principales errores que cometen las empresas es no identificar de forma exhaustiva todos los peligros a los que están expuestos sus trabajadores. Un ejemplo común ocurre con los choferes de vehículos que transportan personal o mercancías. Muchas empresas no contemplan en su matriz de riesgos el peligro de robo, a pesar de que estos trabajadores están expuestos a asaltos, especialmente en rutas interurbanas o en zonas con altos índices de criminalidad.
Un caso reciente ilustra lo trágico que puede ser este tipo de omisión. En un incidente fatal, un chofer que transportaba personal de una empresa fue víctima de un asalto en el que perdió la vida. Tras investigar el accidente, se descubrió que la empresa no había identificado el riesgo de robo en su Matriz IPERC, lo que significó que el trabajador no había recibido instrucciones sobre cómo actuar en caso de un asalto. Si el riesgo hubiese sido previsto, las medidas de control —como entrenar al conductor para entregar el vehículo y evitar resistirse— podrían haber salvado su vida.
Además de los peligros obvios como los robos, existen riesgos más cotidianos que, si no son bien gestionados, pueden causar accidentes graves. Un ejemplo es el personal de limpieza, que está expuesto a caídas por resbalones en pisos mojados. En este tipo de trabajos, una correcta Matriz IPERC debería incluir medidas como la señalización de los pisos húmedos y la provisión de calzado antideslizante, lo que reduciría significativamente la probabilidad de accidentes.
Obligación de actualizar la Matriz
En Perú, la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo (Ley N° 29783) establece la obligación de las empresas de mantener una Matriz IPERC actualizada. De acuerdo con la normativa, esta matriz debe revisarse al menos una vez al año, y es indispensable actualizarla después de la ocurrencia de un accidente laboral o cuando se produzcan cambios en las condiciones de trabajo.
Este aspecto es crucial. Si una empresa presenta una Matriz IPERC desactualizada, se expone a sanciones y multas, además de aumentar el riesgo de que ocurran accidentes graves debido a la falta de identificación de nuevos peligros. Un caso típico sería una empresa que sufriera un accidente en agosto de 2024 y que, al ser fiscalizada, presentara una matriz cuya última actualización fuera de enero de 2023. Esta omisión es una infracción clara, ya que la empresa no habría cumplido con su obligación de actualizar la matriz tras un accidente o cambio en las condiciones laborales.
Es importante destacar que la Matriz IPERC no debe actualizarse únicamente una vez al año, sino también cuando ocurren accidentes o cuando las condiciones de trabajo cambian. Esto incluye, por ejemplo, la implementación de nuevas tecnologías, cambios en los procesos productivos, o incluso alteraciones en el ambiente laboral, como variaciones en la temperatura o la exposición a nuevas sustancias químicas. Estos cambios requieren una revisión exhaustiva de los riesgos, y su falta de consideración puede derivar en accidentes evitables.
Participación de los trabajadores
Uno de los pilares fundamentales para la correcta elaboración de una Matriz IPERC es la participación activa de los trabajadores. Son ellos quienes conocen de primera mano los peligros a los que se enfrentan diariamente, y su implicación en la identificación de riesgos es crucial para garantizar que la matriz sea lo más precisa y completa posible.
La ley establece la obligación de involucrar a los trabajadores a través del Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo o, en el caso de pequeñas empresas, a través de un supervisor designado. Este enfoque participativo no solo mejora la calidad del documento, sino que también fomenta una cultura de seguridad en la que los empleados se sienten responsables de su propio bienestar y del de sus compañeros.
La exhibición de la Matriz IPERC en el lugar de trabajo es obligatoria. Esto asegura que todos los trabajadores tengan acceso a la información sobre los riesgos a los que están expuestos y las medidas de control implementadas por la empresa. En algunos casos, las empresas incluso optan por soluciones tecnológicas, como la inclusión de códigos QR en sus matrices, que permiten a los empleados acceder a la información desde sus dispositivos móviles de manera rápida y eficiente.
Medidas de control y niveles de protección
Una vez identificados los peligros y evaluados los riesgos, el siguiente paso es implementar las medidas de control necesarias para reducir la probabilidad de que esos peligros se materialicen en accidentes. Estas medidas pueden variar en función del nivel de riesgo identificado, y van desde la simple señalización hasta la modificación de los procesos laborales.
Las medidas de control se organizan en cinco niveles, siendo el uso de Equipos de Protección Personal (EPP) el nivel más básico. Aunque los EPP son esenciales en muchos entornos, no deben ser la única medida de control. Las empresas también deben considerar controles administrativos, como la capacitación de los trabajadores, y controles de ingeniería, que implican cambios físicos en el entorno laboral para minimizar los riesgos.
En el caso de riesgos más graves, como los que implican peligros eléctricos o exposición a sustancias químicas, las medidas de control deben ser más estrictas. Si una empresa identifica que un equipo presenta un peligro eléctrico, por ejemplo, debe asegurarse de implementar controles efectivos, como la instalación de sistemas de puesta a tierra o la sustitución del equipo defectuoso. De lo contrario, se expone a sanciones y, lo que es más importante, a poner en peligro la vida de sus empleados.
Responsabilidad de la alta dirección
El liderazgo en la implementación de la Matriz IPERC debe venir desde la alta dirección. La gestión de la seguridad laboral no puede ser una responsabilidad delegada únicamente a los supervisores o a los responsables de seguridad. Debe ser una prioridad estratégica para toda la empresa. Cuando la alta dirección se involucra activamente en la promoción de la seguridad y la salud en el trabajo, se establece un ejemplo que se filtra a todos los niveles de la organización.
La prevención de riesgos laborales no solo protege a los empleados, sino que también mejora la productividad y reduce los costos asociados a los accidentes laborales, como los costos médicos, las indemnizaciones y las interrupciones en el trabajo. Por lo tanto, es esencial que la gerencia comprenda que la inversión en seguridad laboral es una inversión en la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de la empresa.
La correcta elaboración y actualización de la Matriz IPERC no es solo una exigencia legal, sino una herramienta crucial para la protección de los trabajadores y la sostenibilidad empresarial. Cada puesto de trabajo tiene sus propios peligros, y solo a través de una evaluación rigurosa y la implementación de medidas de control adecuadas se puede garantizar la seguridad en el entorno laboral.
Involucrar a los empleados en este proceso, mantener la matriz actualizada y garantizar que las medidas de control se implementen correctamente son pasos indispensables para prevenir accidentes y proteger la vida y salud de los trabajadores. Las empresas que asuman esta responsabilidad de manera proactiva no solo estarán cumpliendo con la ley, sino que estarán promoviendo un entorno laboral más seguro y saludable, lo que, a su vez, se traduce en mayor eficiencia y productividad.
El reto es claro: prevenir, evaluar y controlar los riesgos para evitar tragedias. Solo así se puede construir una cultura de seguridad sólida que beneficie a todos los actores del entorno laboral.
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