“Las cosas buenas toman tiempo”. La célebre frase sirve de punto de partida para comprender un fenómeno que está ganando terreno en empresas de distintos sectores: la cultura de seguridad. Más que un conjunto de normas, se trata de una forma de entender el trabajo que influye directamente en la salud, el bienestar y la productividad de los empleados.
El artículo “How to Boost Safety Culture and Training Through Technology”, escrito por Gen Handley y publicado en OHS Digital Edition, explora los beneficios de construir una sólida cultura de seguridad en las organizaciones. Basado en investigaciones y aportes de organismos como el NIOSH (Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de EE. UU.), el texto recuerda que la cultura de seguridad es un concepto amplio que abarca los valores, las prácticas y las acciones de una organización. Su objetivo último: garantizar entornos laborales más seguros y, al mismo tiempo, más eficientes.
Los efectos de una cultura de seguridad sólida van más allá de la reducción de accidentes. Estudios en sectores tan sensibles como el de la salud domiciliaria han demostrado que la implementación de este enfoque mejora el desempeño del personal, los resultados de los pacientes y la eficacia global de la organización.
En la industria, los investigadores han constatado que las compañías con políticas de seguridad interiorizadas presentan una disminución significativa en las tasas de lesiones laborales, lo que se traduce en menores costos y mayor confianza entre empleados y directivos.
El informe subraya que la comunicación constante y el compromiso del personal son esenciales para que la seguridad deje de ser un discurso y se convierta en práctica diaria. Cuando falta este diálogo, los riesgos van desde errores en productos o servicios hasta la fuga de talento por falta de confianza en el cuidado de la empresa hacia sus trabajadores.
De igual modo, el liderazgo activo resulta determinante: las compañías que logran consolidar una cultura de seguridad son aquellas donde la dirección no solo fija protocolos, sino que los respalda con ejemplo, recursos y escucha activa.
Tecnología como aliada
El artículo de Handley también señala que la modernización tecnológica cumple un papel clave. Herramientas digitales permiten monitorear riesgos, capacitar en tiempo real y fomentar la participación de los trabajadores en la detección de problemas de seguridad. La combinación de innovación y cultura organizacional se convierte, así, en la fórmula más efectiva para consolidar entornos laborales seguros.
Construir una cultura de seguridad, enfatiza OHS Digital Edition, no es tarea de un día. Requiere tiempo, liderazgo y coherencia. Sin embargo, los beneficios tangibles —menos accidentes, mejor clima laboral y mayor productividad— demuestran que se trata de una inversión estratégica.
En un mercado cada vez más competitivo, la seguridad se ha transformado en un valor corporativo capaz de marcar la diferencia entre empresas que solo cumplen y aquellas que verdaderamente protegen a quienes las hacen funcionar.
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