La prevención de incendios es tan importante como saber su naturaleza para evitar tragedias en caso de que ocurra un siniestro de gran magnitud. Los especialistas han diseñado planes de prevención y protección que los empleadores bien pueden agregar a sus políticas de prevención de riesgos. El detalle es que las medidas de protección no son todas iguales.
La guía «Medidas de prevención y protección contra incendios», publicada por el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, a través del Ministerio de Empleo y Seguridad Social de España, explica que las medidas de protección pasiva hacen que no sea posible el desarrollo del incendio cuando recién empieza.
«Los sistemas de protección pasiva son todos aquellos métodos, materiales, equipos e instalaciones que se incorporan no con el fin de extinguir el fuego, sino para hacer más difícil su acción sobre ellos, es decir, dificultar la destrucción de los mismos, ya que así se podrá controlar el avance del fuego más fácilmente», reza la guía.
Los elementos más habituales son la aplicación de pinturas, proyectado de morteros, utilización de placas, etc. con el fin de aumentar la resistencia y reacción al fuego. También hay que considerar los sensores de temperatura, las compuertas cortafuegos, señalización y el alumbrado de emergencias.
Los objetivos de la protección pasiva son la estabilidad del edificio para evitar que el calor dañe la estructura, sectorizar adecuadamente la zona para impedir la propagación del fuego con el fin de evacuar al personal y facilitar los trabajos de extinción.
Respecto a la construcción del edificio, los planos deben priorizar la sectorización y la ventilación para evitar o ralentizar la propagación de incendios así como la habilidad para evitar el derrumbe en caso de incendio.
A esto hay que añadir la resistencia al fuego en los materiales de construcción. Las principales propiedades de resistencia son la capacidad portante (aptitud del elemento por permanecer inalterado en su función mecánica), la integridad al paso y fuga de llamas y gases calientes (aptitud del material por impedir el paso de las llamas) y aislamiento térmico (dificultar la transmisión de calor a través del elemento).
La sectorización, por su parte, consiste en «crear divisiones interiores utilizando elementos de compartimentación que actúan como barrera ante el fuego, retrasando el avance del fuego a sectores contiguos o próximos». En este sentido, el diseño arquitectónico debe contemplar la distancia entre los elementos para evitar la expansión del fuego por conducción, así como las paredes cortafuegos, los huecos verticales y los techos de forjado.
No hay que olvidar dentro de las medidas de protección pasivas los sistemas de control de temperatura y de evacuación de humos. Estos vienen a ser la instalación de aberturas o equipos mecánicos de extracción (ventiladores) para la evacuación del humos y gases calientes. También se contempla la abertura de admisión de aire limpio.
La señalización e iluminación tampoco puede ser pasada por alto. Sirven para mostrar las vías de evacuación y el emplazamiento y localización de los equipos de lucha contra incendios, así como indicación sobre prohibiciones, advertencias, obligaciones e informaciones.
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