La implementación de software basado en Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito de la seguridad laboral está ganando terreno, ofreciendo soluciones avanzadas para detectar descompensaciones, establecer políticas adecuadas y proporcionar chatbots terapéuticos para las compañías. De acuerdo con el investigador Carlos de Fuentes, del Instituto Complutense de Ciencia de la Administración de la Universidad Complutense de Madrid, los avances tecnológicos pueden ser un apoyo significativo para mejorar la salud y el bienestar de los trabajadores. Sin embargo, siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es crucial ser especialmente cautelosos en su aplicación y adherirse a una serie de principios fundamentales.
De Fuentes señala que preservar la autonomía, privacidad y confidencialidad es esencial al utilizar sistemas de IA. Las medidas de control de la calidad de la práctica deben estar instauradas para asegurar que el software funcione de manera óptima y segura. Además, es vital garantizar la transparencia, asegurando que la información proporcionada por los sistemas de IA sea clara e inteligible para todos los usuarios.
La equidad es otro principio fundamental, asegurando que los sistemas de IA sean inclusivos desde su puesta en marcha. Esto implica nutrir los algoritmos con datos diversos que representen una amplia gama de características como edad, sexo, género, ingresos, razas, etnias, orientación sexual y discapacidad. Además, el acceso y la utilización de estas tecnologías deben ser justos y equitativos para el personal.
También es importante evaluar de forma continua y transparente las aplicaciones de IA para identificar y mitigar cualquier riesgo potencial. La rendición de cuentas y la responsabilidad por posibles perjuicios que puedan surgir del uso de estas tecnologías deben ser promovidas activamente. Antes de la puesta en marcha de cualquier sistema de IA, es esencial examinar cuidadosamente los riesgos asociados y garantizar que todo el procedimiento esté controlado por personas expertas en la materia.
La OMS advierte al respecto cuando precisa que «la adopción precipitada de sistemas no comprobados podría inducir a errores por el personal de salud, causar daños a los pacientes, erosionar la confianza en la IA y, por tanto, socavar (o retrasar) los posibles beneficios y usos a largo plazo de tales tecnologías en todo el mundo».
Mientras que la IA ofrece prometedoras herramientas para la mejora de la seguridad laboral, su implementación debe ser cuidadosamente gestionada. Cumplir con los principios de autonomía, privacidad, calidad, transparencia, equidad, evaluación continua y responsabilidad es fundamental para garantizar que estos sistemas sean beneficiosos para todos.
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