La OPS urge a los países del continente a adoptar un enfoque de sistemas seguros para frenar una epidemia que ya representa el 12 % de las muertes viales a nivel mundial.
En 2021, más de 145.000 personas murieron en las carreteras de América. Así lo advierte el informe más reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que analiza la situación regional tras una década de esfuerzos en seguridad vial. A pesar de las medidas aplicadas durante el Plan Mundial para la Seguridad Vial 2011–2020, la región aún registra una tasa de mortalidad de 14,09 por cada 100.000 habitantes, lo que la mantiene en cifras alarmantes.
El nuevo informe, elaborado con datos de 31 países y un territorio, establece la línea base para el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021–2030. Su premisa central es clara: salvar vidas mediante un enfoque de sistemas seguros, que prioriza la sostenibilidad, salud y seguridad en la movilidad.
¿Qué es un sistema seguro?
El enfoque de sistema seguro plantea que las muertes por tránsito no son “accidentes inevitables”, sino consecuencias prevenibles si se diseñan entornos que reduzcan la posibilidad y gravedad de los errores humanos. Esto incluye mejorar la infraestructura vial, endurecer las leyes de tránsito, elevar la seguridad de los vehículos y fortalecer la atención a víctimas después del siniestro.
La OPS propone una hoja de ruta concreta:
- Invertir en infraestructura segura: puentes peatonales, pasos de cebra, señalización inteligente.
- Regular la calidad de los vehículos importados e implementar inspecciones electrónicas.
- Legislar sobre velocidad, alcohol, uso del cinturón y sistemas de retención infantil.
- Establecer sistemas de penalización, como puntos de demérito.
- Reforzar la atención de emergencias post-siniestro mediante evaluaciones nacionales del sistema sanitario.
Un ejemplo regional: Trinidad y Tobago
El documento destaca el caso de Trinidad y Tobago como ejemplo de aplicación de estas políticas. Con una inversión de 40 millones de dólares, el país implementó proyectos integrales de infraestructura, legislación y servicios de emergencia. Su enfoque multisectorial evidencia que los avances son posibles con voluntad política y coordinación interinstitucional.
Aunque el informe revela una leve reducción de muertes en algunos países, advierte que los avances son insuficientes y dispares. “No hay excusas para seguir postergando reformas”, concluye la OPS, al tiempo que llama a los gobiernos a considerar la seguridad vial como una prioridad de salud pública y derechos humanos.
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