Cada año se pierden 12 000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) exhortan a los empleadores a adoptar medidas para enfrentar los problemas de salud mental en el trabajo.
Para estandarizar los planes de de salud mental ocupacional, ambas organizaciones publicaron las directrices de la OMS sobre salud mental en el trabajo y una nota conjunta de la OMS y la OIT. Las directrices recomiendan medidas para hacer frente a los riesgos para la salud mental, como la gran carga de trabajo, los comportamientos negativos y otros factores que generan angustia en el trabajo. Es la primera vez que aconsejan la formación de los directivos para que puedan prevenir y responder a los entornos laborales estresantes.
Las directrices también recomiendan mejores formas de atender las necesidades de los trabajadores con problemas de salud mental, proponen intervenciones que apoyen su reincorporación al trabajo y, en el caso de los que padecen problemas graves de salud mental, ofrecen intervenciones que facilitan la incorporación al empleo remunerado.
«Es hora de centrarse en el efecto perjudicial que el trabajo puede tener en nuestra salud mental», señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. «El bienestar del individuo es razón suficiente para actuar, pero una mala salud mental también puede tener un impacto debilitante en el rendimiento y la productividad de una persona. Estas nuevas directrices pueden ayudar a prevenir situaciones y culturas laborales negativas y ofrecer una protección y un apoyo a la salud mental muy necesarios para los trabajadores».
Por otro lado, la nota conjunta de la OMS y la OIT explican las directrices en términos de estrategias prácticas para los gobiernos, los empleadores y los trabajadores y sus organizaciones, en los sectores público y privado.
«Dado que las personas pasan gran parte de su vida en el trabajo, es fundamental contar con un entorno laboral seguro y saludable. Tenemos que invertir para construir una cultura de prevención en favor de la salud mental en el trabajo, reformar el entorno laboral para acabar con el estigma y la exclusión social, y garantizar que los empleados con problemas de salud mental se sientan protegidos y apoyados», concluyó Guy Ryder, director general de la OIT.
La COVID-19 provocó un aumento del 25% en la ansiedad y la depresión general en todo el mundo, siendo un prueba de la falta de preparación del ambiente laboral respecto a los riesgos psicosociales.
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