El estudio «Seguridad basada en el comportamiento», realizado por José L. Meliá, sostiene que la psicología puede prevenir eficazmente los accidentes laborales, en la medida que estos dependan del comportamiento humano. De acuerdo con la Teoría Tricondicional del Comportamiento Seguro, para que una persona trabaje seguro deben darse tres condiciones: debe poder trabajar seguro; debe saber trabajar y seguro; y debe querer trabajar seguro. Las tres condiciones son necesarias y ninguna de ellas es condición suficiente.
El detalle es que estas tres condiciones dependen a su vez de tres grupos de factores diferentes. En la práctica, resulta esencial identificar (diagnóstico) en cuál o cuáles de las tres condiciones el empleador deberá actuar o subsanar para efectuar una correcta planificación de la prevención y para poder desarrollar una acción preventiva eficaz.
Siete principios de la Seguridad Basada en el Comportamiento
El comportamiento debe entenderse como un mecanismo adaptativo en función del cual aquellos comportamientos que son seguidos consistentemente por consecuentes positivos tienden a incrementar su probabilidad de aparición. El refuerzo positivo viene a ser todo aquel evento (estímulo, complejo de estímulos o incluso otro comportamiento) que al presentarse después de una conducta incrementa la probabilidad de esta.
Intervenir sobre la conducta observable
Se identifica qué comportamientos seguros llevan a una condición de seguridad que elimina o hace muy improbable el accidente y qué comportamientos inseguros están sucediendo.
Observar factores externos observables
Entre los factores externos que pueden favorecer, mantener o incrementar la aparición de comportamientos inseguros pueden encontrarse prácticas de interacción social, supervisión, gestión o dirección que promocionan o estimulan algunos comportamientos de riesgo.
Dirigir con activadores y motivar con consecuentes
Un activador o un antecedente (en términos técnicos, un estímulo discriminante) es una señal que puede ser percibida por el sujeto y que precede y facilita el desencadenamiento de una conducta determinada (en términos técnicos, una operante). Los activadores funcionan porque la persona ha aprendido que si realiza esa conducta después de presentarse el activador entonces recibirá una recompensa (técnicamente, un refuerzo) o evitará una consecuencia negativa (técnicamente un castigo, recibir una consecuencia desagradable, o un coste de respuesta, perder algo valioso y positivo de lo que el sujeto ya dispone).
La fuerza de un activador depende de la fuerza de las consecuencias (técnicamente contingencias, es decir, eventos que suceden después de una conducta sean o no consecuencia realmente de la misma) con que se haya asociado.
Orientación a las consecuencias positivas para motivar el comportamiento
El mejor modo de conseguir evitar el comportamiento inseguro es determinar cuál es el comportamiento seguro incompatible con él y basarse en establecer, aumentar y mantener este comportamiento seguro asociando al mismo de modo contingente consecuencias positivas. «De modo contingente» significa que las consecuencias positivas o refuerzos se dan condicionalmente a la aparición del comportamiento seguro y que los refuerzos no son de libre disposición o al menos son costosos fuera del programa y de la realización del comportamiento seguro deseado.
Aplicar el método científico para controlar y mejorar la intervención
Todas las intervenciones (programas de acción preventiva) para mejorar la seguridad y salud en la empresa deberían mantener un estricto control de resultados. Es decir, un control cuantificado, riguroso y continuo que permita decidir en términos objetivos si la intervención ha producido resultados positivos, en qué grado son positivos y qué valor económico tienen esos resultados.
Utilizar los conocimientos teóricos para integrar la información y facilitar el programa, no para limitar posibilidades
Dado que el proceso de intervención se desarrolla permanentemente bajo control de resultados, este control de resultados en cada industria y en cada proceso actúa como la mejor guía para ajustar el desarrollo del proceso introduciendo las mejoras y los cambios que sean necesarios.
Una visión demasiado estricta de cuales deben y pueden ser los modos en que abordemos la definición de las conductas clave, la Observación, o la Intervención pueden llevar a resultados menos favorables y a desaprovechar oportunidades relevantes de aprendizaje y mejora en función de hallazgos y aportaciones participativas relevantes. Precisamente, una buena comprensión teórica de esta metodología y de la Psicología del Aprendizaje que les subyace permite abordar la aplicación con flexibilidad y con apertura a la participación de todos los estamentos de la empresa implicados.
Diseñar las intervenciones con consideración de los sentimientos y actitudes
Cuando se consigue instaurar el comportamiento seguro y especialmente si se consigue sostener por periodos dilatados de tiempo –como pueden hacer los métodos SBC adaptándose paulatinamente–, el comportamiento induce a su vez un cambio en la conducta cognitiva y en las actitudes.
Aquellos empleados que incorporan de modo regular y continuado procedimientos seguros de trabajo tienden a valorar la seguridad y a generar actitudes favorables hacia ella. Curiosamente los métodos SBC diseñados para actuar directamente sobre la conducta tienden a afectar también a las actitudes de un modo favorable, lo cual por supuesto es, a su vez, favorable para el mantenimiento y desarrollo de la seguridad.
- Manejo a la defensiva en equipos pesados - 5 noviembre, 2024
- Prevención de lesiones por proyecciones de partículas - 5 noviembre, 2024
- Inspección y mantenimiento de extintores - 3 noviembre, 2024
Deja una respuesta