Hay quienes piensan que el desarrollo laboral siempre pasa por uno, es decir, que es de entera responsabilidad del profesional. La verdad es que los trabajadores, así como todo ser humano, se adaptan al espacio donde se encuentran para ser lo más eficientes posibles. Dicha cualidad no solo debe entenderse como algo personal, sino como resultado de varios factores: las circunstancias, las casualidades y el espacio laboral.
El COVID-19 ha hecho que el espacio laboral sea distinto al que bien estábamos acostumbrados, debido a las políticas de bioseguridad. Ahora, teniendo en cuenta la incertidumbre del mercado, la tendencia son las oficinas flexibles (también conocido como coworking) para las pequeñas y medianas empresas, donde los empleadores requerirán de nuevas soluciones para sostener la productividad.
Si bien el teletrabajo es la solución más inmediata para reducir la tasa de contagios en las empresas, más del 70% de los empleados y directivos -según encuesta citada por RRHHDigital– están dispuestos a volver a las oficinas.
El portal Firstworplaces identificó cinco factores que harán de los espacios de coworking los más solicitados en los próximos meses, mientras la pandemia condicione los espacios laborales en beneficio de la salud del trabajador.
El factor más importante es la seguridad ante el COVID-19. La limpieza constante, el registro de usuarios, las distancias de seguridad y redistribución de los espacios son aspectos que los pequeños y medianos empresarios no están dispuestos a gestionar directamente, por lo que un espacio de coworking ahorra tiempo al tercerizar la adecuada distribución del espacio.
Otro detalle interesante del coworking es la descentralización de las oficinas. El hacinamiento ya no es una opción, por lo que la idea de «oficinas satélites» es beneficiosa para que los empleados no se vean expuestos al transporte público y así sean más eficientes.
Al suponer un espacio flexible para el trabajo, los empleados también deberían tener la oportunidad de gestionar su propio desempeño de la manera más eficiente y autónoma posible. Esto hace que el vínculo laboral sea vea reforzado por la confianza que hay entre el trabajador y la compañía.
Hay que considerar, además, que la comunicación verbal y espontánea de un espacio coworking resulta más eficiente que la lectura de correos electrónicos. El teletrabajo ya es una ayuda para reducir la tasa de contagios, pero se requiere de mayor esfuerzo a la hora de coordinar proyectos.
Ya para terminar, los espacios de coworking adecuadamente planificados mejoran la salud emocional de los empleados. Ya se ha comprobado que el teletrabajo aísla al trabajador, por lo que puede ocasionar cuadros de ansiedad o apatía.
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