La pandemia de COVID-19 ha demostrado la importancia de la salud ocupacional en el Perú. La implementación de programas integrales acabó siendo tan importante como las metas comerciales de las empresas, y eso es un avance que plantea nuevos retos en la actual fase de regreso a la normalidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las personas económicamente activas pasan alrededor de una tercera parte de su tiempo en el lugar de trabajo. En este sentido, la salud del personal puede verse afectada por alteraciones en el peso, trastornos de la vista, sordera por ruido, dislipidemia (concentración elevada de colesterol y triglicéridos), hipertensión arterial, estrés, trastornos muscoloesqueléticos, entre otros.
Es necesario, por lo tanto, que las empresas ejecuten programas de salud ocupacional integrales, los cuales brindan beneficios tanto al trabajador como a la empresa. Además, de hacer bien las cosas, los beneficios se traducirían en el incremento de la productividad laboral, la reducción del ausentismo laboral y la rotación de los colaboradores y el mejoramiento del clima laboral y compromiso con la empresa, así como una mejor calidad de vida para el trabajador.
Retos para salud ocupacional
A pesar de los beneficios, el informe ‘El pulso de la salud ocupacional en el Perú’ revela que la realidad es desalentadora. Solo en Lima hay un promedio de 150 clínicas de salud ocupacional acreditadas por la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), de las cuales el 25% cesaron sus operaciones debido a la pandemia. De este grupo, el 15% retomó sus servicios de forma paulatina.
A esto se suma la brecha entre las clínicas y centros especializados en salud ocupacional disponibles para atender a la totalidad de población económicamente activa (PEA), como también la informalidad laboral que reduce la inversión de los recursos públicos.
Si bien hubo un crecimiento de 122.22% de especialistas en salud ocupacional en la última década, todavía hay una brecha muy amplia de expertos para atender la alta demanda de estos servicios a escala nacional. En el país existen más de dos millones de empresas que deberían implementar estos servicios para la preservación de la salud de sus colaboradores, y eso es algo que las empresas y trabajadores deberán atender tras la pandemia.
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