La Responsabilidad Social Empresarial empieza por casa con el Bienestar Ocupacional. Las Naciones Unidas insiste con la importancia de ayudar a las personas a través de la protección social y los servicios básicos, una misión a la que el sector empresarial no puede ser ajeno.
La pandemia y las nuevas políticas de bioseguridad han hecho que los ciudadanos replanteen el concepto de estado de bienestar bajo el marco de un sistema de protección social. Además de las autoridades gubernamentales y los servicios públicos, las empresas forman parte del esfuerzo comunitario para lograr la protección por igual de los trabajadores.
El replanteamiento también hace que las prestaciones y beneficios sociales ofrecidos por las empresas (RSE) sean agrupadas bajo un mismo concepto de Bienestar Ocupacional para una mayor capacidad operativa de los recursos en vez de planes específicos y dispersos sin impacto social comprobable.
El Bienestar Ocupacional debe entenderse como el conjunto de prestaciones y servicios ofrecidos por una organización con objeto de reforzar la protección social de sus trabajadores frente a diferentes riesgos. El concepto es clave, especialmente en Europa, donde los expertos pueden diferenciar el bienestar público, prestado por los estados a través de servicios públicos o de transferencias monetarias; el bienestar fiscal, a través de las deducciones impositivas e incentivos fiscales a los contribuyentes; y el bienestar ocupacional, que incluye un amplio catálogo de beneficios sociales y coberturas frente a riesgos sociales proporcionados por los empleadores.
En un artículo de Antonio Blanco Prieto y Ángel Alonso Domínguez para Diario Responsable, los beneficios sociales dentro del Bienes Ocupacional se dividen de la siguiente manera:
Protección social: la mejora voluntaria de las condiciones de trabajo y la gestión de prestaciones que incrementen la protección social de los trabajadores. Instrumentos como el aumento de la base de cotización o la mejora directa de las prestaciones (mediante planes de pensiones, planes de previsión social empresarial o seguros colectivos) pueden suponer un refuerzo objetivo al bienestar social de los empleados.
Conciliación: la identificación de los beneficios y las posibilidades que ofrecen para la gestión de las relaciones laborales. Se ha hecho necesaria la introducción de nuevos modelos de organización en los que participen los distintos agentes desde una perspectiva de corresponsabilidad social, y permitan un equilibrio entre la vida profesional, familiar y personal.
Salud y seguridad ocupacional: orientado a la identificación, evaluación y control de los riesgos que podrían tener lugar en el trabajo, pero también desde una óptica preventiva y de salud, ofreciendo a los trabajadores entornos laborales y hábitos sociales relacionados con una mejor calidad de vida.
Formación y capital humano: desarrollo de competencias de los trabajadores para asegurar su mayor fortaleza y estabilidad en el mercado laboral. Se considera que la cualificación de las personas incrementará, además de su empleabilidad, su capacidad para hacer frente a presiones competitivas, aumentar su nivel de vida y obtener una mejor integración, sobre todo en colectivos socialmente vulnerables.
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