Diariamente, durante el ejercicio de sus labores, los trabajadores podrían contraer alguna enfermedad ocupacional. Se les conoce con ese nombre ya que se pueden adquirir debido a factores de riesgo relacionados con el trabajo. La rama de la salud pública que se ocupa de este problema es la salud ocupacional, que tiene por finalidad «mantener el mayor grado de bienestar físico, mental y social de los trabajadores», según el reglamento de la Ley 29783.
De acuerdo con especialistas en el tema, la salud ocupacional en el Perú ha mejorado en algunos aspectos, como por ejemplo en la realización y ejecución de los planes de salud ocupacional, en la participación de los trabajadores, en el uso de tecnologías y en la preparación de los médicos ocupacionales, entre otros, pero subrayan que continúa presentando algunas deficiencias o retos que deben ir afrontándose.
Camino hacia la mejora
Una mejora en los planes de salud ocupacional tiene que ver con el mayor acceso a los servicios de salud en general, sostiene José Valle, responsable de Seguridad, Higiene, Salud Ocupacional y Medio Ambiente del Instituto de Seguridad Minera-ISEM.
La vigilancia epidemiológica ocupacional a grupos de trabajadores de un área determinada también ha significado un avance. Lo mismo que la mayor atención a los resultados de los exámenes médicos ocupacionales, sobre todo de las pruebas de tamizaje, las cuales que permiten identificar la enfermedad de manera temprana.
El hecho de que se estén brindando procesos de comunicación y capacitación en salud ocupacional a los trabajadores, cada vez en mayor medida, también representa un signo de mejora.
Los progresos que se están experimentando en salud ocupacional en el Perú se deben básicamente a la formación universitaria y a las capacidades que han ido adoptando los médicos de esta especialidad a través de maestrías y otros estudios superiores, en opinión de Roy Villacorta, especialista de Occupational Hygiene Laboratory S.A.C.-OH Lab.
Uso de tecnologías
Como resultado de esta preocupación por adquirir mejores capacidades, los médicos ocupacionales han empezado también a tener mayor interés por tecnologías que hagan más eficaz los planes de salud ocupacional; tanto así que incluso promueven el uso de tecnologías como los exoesqueletos, que sirven para proteger la columna a los trabajadores, algo que solo se veía en una capacitación virtual en otros países.
Igualmente, para el ruido hay protectores ergonómicos y económicos. Existen también tecnologías para la protección contra los agentes físicos, químicos y biológicos (que con la pandemia han tomado más importancia), las cuales ya se comercializan en el país. Son de costo accesible y de alta calidad.
Se están aplicando tecnologías para vigilar la exposición ocupacional, como el uso de sensores y transductores; algunos de ellos prácticamente se pueden encontrar en los equipos de protección personal. Hay la posibilidad incluso de hacer un seguimiento inteligente de algunos de los agentes (físicos, químicos, biológicos) a partir de este tipo de tecnología.
Las tecnologías de los últimos 10 años tienen que ver con la vigilancia del estado de vigilia del trabajador, o de las posibles condiciones de fatiga.
Para los especialistas consultados, es necesario que los médicos de salud ocupacional conozcan todos los tipos herramientas tecnológicas para una mejor implementación de la gestión y planes de salud ocupacional.
Deficiencias
La salud ocupacional aún no tiene los altos niveles de desempeño que tiene la gestión de seguridad. Sigue adoleciendo de algunas deficiencias debido principalmente al insuficiente enfoque. Muchas veces carece de rigurosidad, no es bien fiscalizada o vigilada, los médicos están pocas horas, no suele incluir cronogramas, y no se le establece tiempos.
Por ejemplo, mayormente las organizaciones grandes o transnacionales son las que contratan médicos ocupacionales en horario completo. Los mayores avances en salud ocupacional se están presentando principalmente en grandes empresas, antes que en medianas y pequeñas; solo aquellas suelen aplicar cabalmente normas y procesos, elaboran documentos por separado (el plan separado del programa, por ejemplo), etc.
La falta de enfoque por la mayoría de compañías se da porque ven a los riesgos de las enfermedades ocupacionales como algo que ocurrirá al largo plazo; por ello, erróneamente creen innecesario destinar recursos para una gestión y un plan que las prevengan desde un inicio, pues prefieren concentrarse en los accidentes, que «ocurren al momento».
Esperan la expresión de los síntomas y los signos de la enfermedad para recién intervenir y, además, lo hacen con escasos recursos.
«Es, por esto mismo, que no hay un documento claro que indique qué actividades y temas se van a tratar», remarca Roy Villacorta. En cambio, en el plan de seguridad laboral sí hay un proceso más completo y riguroso.
Otro problema en la salud ocupacional se da en el esfuerzo preventivo, sobre todo en los programas de higiene, pues suelen centrarse solo en algunos factores o agentes físicos o químicos, indica José Valle.La higiene ocupacional es vital, ya que su función es prevenir las enfermedades ocupacionales. Con su buena gestión, realizando adecuadas evaluaciones de los diferentes agentes (ruido, polvo, vibraciones, calor, etc.), se puede evitar que el trabajador llegue a contraer una enfermedad.
Frente a todas estas falencias por corregir, un primer reto es cerrar la brecha que hay entre la salud ocupacional y la seguridad laboral, por medio de efectivos controles de higiene y prevención de riesgos de agentes físicos, químicos, biológicos y disergonómicos, etc. Un segundo reto es que se realice una vigilancia prolongada de cómo los agentes se encuentran en contacto con el trabajador.
Costo de la enfermedad ocupacional
Las enfermedades ocupacionales de mayor incidencia son la hipoacusia y las lumbares. Le siguen las relacionadas con la parte respiratoria, como la silicosis. Las que más se judicializan son la hipoacusia de ruido y los males de columna.
Según datos del MTPE notificados el 2021, en el Perú hay 234 enfermedades ocupacionales de enero a diciembre. En el caso del sector minero, de acuerdo con el MINEM, de enero a noviembre hay 91 enfermedades ocupacionales, donde el predominio es la hipoacusia neurosensorial de tipo bilateral.
El problema de no atender debidamente desde un inicio y hacer una vigilancia prolongada de las enfermedades ocupacionales, como parte del plan de salud ocupacional, es que cuando estas se hacen notorias, ya es muy tarde para evitar las consecuencias en la salud del trabajador y también en los altos costos que ello implica.
Jose Valle comenta que la discapacidad por efecto de la enfermedad ocupacional o la salud mermada genera que el trabajador disminuya su rendimiento, lo que se traduce en menor productividad y mayores costos.
Por ejemplo, dice Roy Villacorta, hay compañías que tienen áreas donde todos los trabajadores que pasan por ahí suelen contraer enfermedades lumbares, y luego son cambiados con el mismo sueldo a puestos donde son menos productivos. Si la gerencia conociera el problema e invirtiera en eliminar el foco contaminante, el generador de ruido, de polvo o cualquier otro agente, evitaría todo ese problema.
Porque incluso se podría tener que indemnizar al trabajador. «Es bastante dinero solamente por no eliminar este generador de enfermedades», apunta.
Trabajador y participación
La intervención y aporte de la gerencia en la gestión y planes de salud ocupacional es indispensable. Debe conocer los riesgos inmersos en su organización, liderando las mesas de trabajo para mejorar las condiciones donde se labora. Igualmente necesaria es la participación del comité, pero incluso más importante es la de los propios trabajadores.
Al ser los trabajadores quienes más conocen el ámbito de su labor y sus procesos, y quienes saben identificar más que nadie dónde hay peligros, deberían tener una alta participación en los planes y procesos de salud ocupacional. Pero ello no ocurre o se da de manera incompleta, a diferencia de lo que sucede en los planes de seguridad, dice Roy Villacorta.
Desde otra perspectiva, José Valle indica que a nivel internacional y en Perú ha habido esfuerzos importantes enfocados en la participación de los trabajadores. Por medio de las organizaciones de los propios trabajadores, se han desarrollado planes y programas de capacitación sindical, en donde los aspectos de seguridad y salud ocupacional han estado incluidos.
«Otro hecho importante es la participación de los trabajadores a través de sus representantes en los comités de seguridad y salud ocupacional», agrega José Valle.
Hay empresas que también se esfuerzan por diseñar planes de capacitación corporativo en salud ocupacional que ponen énfasis en mecanismos donde la participación del trabajador es indispensable.
Consejos de capacitación
La capacitación es sumamente importante en la salud ocupacional. De hecho, es en sí un control de riesgo administrativo. Por eso, si queremos lograr una capacitación más efectiva para los trabajadores, se la debe combinar con otros controles de riesgo.
Para su exitosa realización y efectividad, en la capacitación debe rescatarse la experiencia del trabajador, pues es quien se encuentra muy cerca de las condiciones de su trabajo. También se puede utilizar simuladores y demás tecnologías modernas. Se recomienda que las capacitaciones en trabajos de campo no sean más de una hora.
Asimismo, es bueno utilizar plataformas lúdicas que motiven, como la realización de concursos, haciendo preguntas y respuestas, etc. Si se utilizan PPTs, estas no deben estar recargadas, las imágenes y presentaciones deben estar relacionadas con la actividad, de manera que los trabajadores sepan de qué se está hablando.
Tercerizados contra propios
La salud ocupacional puede ser aplicada por la misma empresa o por una organización externa. Roy Villacorta indica que el servicio propio es mejor porque en un servicio tercerizado hay rotación en los médicos ocupacionales que colocan las clínicas o suelen estar pocas horas en las empresas donde han sido asignados.
Ello ocasiona que cuando un médico va a una empresa, no conoce plenamente los riesgos a los que está expuesto el trabajador, porque son nuevos o solamente van dos horas a la semana. En cambio, en un servicio propio hay médicos que están en la empresa día a día, por lo que conocen más los problemas de la empresa y a sus trabajadores.
Igual opinión tiene José Valle, quien sostiene que los servicios propios permiten estar más cerca de las condiciones de exposición del trabajador. Los servicios tercerizados muchas veces se encuentran en la capital de región y los exámenes médicos ocupacionales son revisados en esas condiciones. Además, pese a que los médicos de las clínicas de salud ocupacional poseen buena competencia, no cuentan con la descripción completa de lo que ocurre en el lugar de trabajo, lo que dificulta hacer el diagnóstico.
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