La salud ocular en el entorno laboral es una preocupación crítica que no puede pasarse por alto. Evitar tanto el trauma mecánico como los riesgos químicos se convierte en una prioridad ineludible para garantizar la integridad visual de los trabajadores, y esto es algo que la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha planteado en su informe «Eye health and the world of work».
El trauma mecánico, derivado de impactos, proyecciones o partículas en suspensión, puede causar lesiones graves en los ojos, desde abrasiones corneales hasta daños más severos que podrían comprometer la visión a largo plazo. Por su parte, la exposición a riesgos químicos plantea amenazas igualmente significativas. Sustancias corrosivas y tóxicas pueden generar daños inmediatos y, en algunos casos, consecuencias a largo plazo, afectando la salud ocular de manera irreversible.
Como la pérdida de visión no solo impacta la capacidad de desempeñar tareas laborales sino que también afecta la vida cotidiana fuera del ámbito laboral, la OIT detalló en una breve lista de los riesgos que los empleadores deben identificar para evitar el trauma mecánico y la exposición a químicos.
Riesgos del trauma mecánico
- El trauma mecánico se refiere a partículas en estado sólido que golpean o penetran el ojo a alta velocidad y/o con alta temperatura.
- Los ejemplos de alto riesgo incluyen molienda, abrasión, perforación, voladura y otros procesos de fraccionamiento en industrias primarias y secundarias.
- Las industrias primarias incluyen la silvicultura y la extracción de recursos. Las industrias secundarias incluyen la manufactura, la metalurgia, la minería, la construcción y el procesamiento de productos agrícolas.
- La categoría también incluye riesgos resultantes de condiciones de polvo y viento en cualquier trabajo al aire libre.
- Las industrias terciarias incluyen el trabajo de oficina e informática y el comercio mayorista y minorista, en los que los traumatismos mecánicos suelen ser de bajo riesgo.
Riesgos de las exposiciones químicas y biológicas
- Las exposiciones químicas y biológicas se refieren a partículas en estado líquido o gaseoso que entran en contacto con los ojos.
- Los ejemplos de alto riesgo incluyen salpicaduras de líquidos en una amplia gama de clasificaciones ocupacionales, incluidas aplicaciones de pesticidas agrícolas, industrias de procesamiento de químicos y atención médica.
- La categoría también incluye la transferencia de fómites, las gotitas de tos y estornudos y los aerosoles de materiales bioinfecciosos, como el virus SARS-CoV-2, que se sabe que utilizan los ojos como portales de infección.
- La exposición ocupacional crónica a ciertas sustancias químicas también puede estar asociada con trastornos neurológicos que afectan la capacidad del cerebro para procesar información visual.
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