Los residuos peligrosos son aquellos que por su naturaleza son inherentemente peligrosos, pudiendo generar efectos adversos para la salud o el ambiente. En el documento Guía para la Gestión Integral de Residuos Peligrosos, especialistas del Centro Coordinador del Convenio de Basilea para América Latina y el Caribe, explican las características que deben tener las fases de elaboración de un plan de gestión de estos materiales.
A la hora de encarar acciones para mejorar la gestión de residuos peligrosos es necesario un proceso de planificación. La elaboración de un Plan involucra la proyección de la situación actual en un horizonte de tiempo determinado, estableciendo objetivos, metas y líneas de acción estratégicas para lograr los objetivos establecidos, así como la definición de las responsabilidades y roles para su ejecución.
El plan estará integrado por una serie de programas que involucrarán un conjunto de proyectos y acciones específicas con la correspondiente asignación presupuestaria y la programación de la ejecución. En la elaboración de un plan de gestión de residuos peligrosos intervienen cuatro fases.
Fase I
Definición del alcance y objetivos del Plan – Definición del problema
En esta fase se deberá definir el alcance que tendrá el Plan a desarrollar y los objetivos generales que se persiguen. Se deberá lograr la definición del problema a través de la mejor conceptualización y análisis del mismo, en función de la información disponible y los estudios específicos que se decidan realizar. Cuanto más precisamente se logre definir el problema, menor será el riesgo de fracasar en el diseño del Plan.
En la definición de los objetivos del Plan se deberá incorporar los principios de política y los criterios de gestión que pautarán la ejecución. El establecimiento del alcance requerirá definir qué se entenderá por residuos peligrosos a los efectos del Plan, en aquellos casos que la reglamentación nacional o local no lo tengan definido. La definición de residuos peligrosos es una tarea compleja que involucrará aspectos ambientales, de gestión y costos asociados, que deben ser considerados para establecer el alcance.
La definición del problema involucra dar respuesta a las siguientes preguntas básicas:
- ¿Cuál es el problema?
- ¿Cuál es su dimensión (magnitud, espacio y tiempo)?
- ¿Cuáles son las causas?
- ¿A quién afecta y en qué medida?
- ¿Cómo evolucionará el problema si no se actúa sobre él?
Para dar respuesta a estas preguntas será necesario conocer, entre otros aspectos, cuál es la generación y gestión actual de residuos peligrosos. Esto lleva a la necesidad de conocer quiénes son los potenciales generadores de residuos peligrosos y qué actores (formales e informales) operan en el manejo de los mismos.
Se debe tener en cuenta que el primer abordaje que se realice para definir el problema en los países o localidades en las que no exista reglamentación tendrá como principal restricción la falta de información. Esta restricción hace necesario utilizar métodos de estimación a efectos de contar con un inventario primario de generación de residuos, para lo cual existen diferentes metodologías. Más allá de las incertidumbres, el primer inventario permitirá identificar claramente cuáles son las corrientes de residuos de mayor importancia y los sectores prioritarios a atender.
Las cantidades que reporte dicho inventario estarán sujetas a variaciones importantes, aspecto que deberá ser considerado a la hora de diseñar las capacidades necesarias para el tratamiento y disposición de residuos. La aplicación de la reglamentación específica será un elemento esencial para mejorar el conocimiento sobre la gestión y generación de residuos.
En esta fase se debe además incorporar la identificación de los actores que intervienen, incluyendo los actores informales, a efectos de analizar: las condiciones en las que operan, la disposición para el cambio y las modalidades de relacionamiento. Es importante también analizar desde el punto de vista social cuál es la percepción del problema de residuos peligrosos e identificar aquellos puntos críticos a los que habrá que prestar especial atención.
Fase II
Establecimiento de prioridades y metas del Plan
Esta fase involucra la toma de decisiones en base a la definición del problema realizado en la fase I. Para la definición de prioridades y el establecimiento de metas, se debe tener en cuenta que es necesario:
- Definir criterios para la priorización.
- Realizar la definición de prioridades en un ámbito de concertación con los actores clave involucrados en el sistema, que como mínimo incluye al Estado, las autoridades locales, los generadores, los operadores y representantes de la sociedad civil.
- Que las metas propuestas sean factibles.
Los criterios de priorización deberán tener en cuenta, entre otras cosas, los siguientes aspectos:
- La significancia del problema, incluyendo dentro de esta la magnitud del mismo, el tipo y número de afectados y la percepción pública sobre el mismo.
- La urgencia de atención del problema.
- La prevención de problemas futuros.
- La oportunidad y la viabilidad de implementación.
Las corrientes de residuos peligrosos prioritarias, en función de la magnitud, la peligrosidad y la gestión actual, surgirán como uno de los resultados de esta fase.
La definición de prioridades y la programación de actividades deberán tener en cuenta la aplicación de Convenios Internacionales de carácter ambiental como ser el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes y el Convenio de Basilea sobre transporte transfronterizo de residuos peligrosos.
Fase III
Formulación y evaluación de alternativas – Diseño del Plan
En función de los resultados de la fase II, se formularán y evaluarán un conjunto de alternativas para la atención de los aspectos prioritarios identificados.
Esta fase debe responder a las siguientes cuestiones:
- ¿Qué alternativas existen para alcanzar las metas fijadas?
- ¿Qué riesgos, beneficios y costos acompañan cada alternativa?
- ¿Cuál de las alternativas produce los mejores resultados con menores impactos negativos?
La selección de alternativas de gestión de residuos peligrosos deberá realizarse teniendo en cuenta criterios de viabilidad que contemplen la dimensión tecnológica, económica-financiera, ambiental, social y legal.
Una vez definidas las prioridades, las metas y las alternativas correspondientes se procederá a culminar el diseño el Plan y definir su estrategia de implantación. La definición del Plan estará compuesta por una serie de programas, proyectos y actividades específicas, que harán viable el cumplimiento de las metas establecidas.
En esta fase se deberá además diseñar la forma en que se evaluará la eficacia y eficiencia de la implementación del Plan. Esto involucra la selección de indicadores, la forma de implementar su medición y el diseño del programa de evaluación en sí mismo.
Al finalizar esta etapa, el Plan tendrá definidos los siguientes aspectos:
- Objetivos generales y específicos, metas y cronograma de ejecución.
- Programas de gestión integral para cada grupo de residuos o corrientes prioritarias de residuos.
- Responsabilidades y roles de los actores directos y organización institucional necesaria.
- Instrumentos necesarios para su implementación (normativos, económicos, ámbitos de participación, etc).
- Programas para la atención de la informalidad del sector.
- Programas de sensibilización, educación y capacitación.
- Programas para el fortalecimiento de las instituciones a las que se asignará el control.
- Sistema de información, control de las operaciones y monitoreo del Plan.
- Programas económico-financieros.
Fase IV
Implementación y monitoreo
Esta fase involucra la implementación del Plan en sí mismo. Se debe recordar que la implementación será gradual y que necesitará estar acompañada en forma permanente del monitoreo y evaluación de la eficacia y eficiencia de las acciones realizadas, a efectos de permitir su ajuste y reformulación en los casos que corresponda.
Se debe tener en cuenta que en la medida que se avanza en la definición del Plan es conveniente tomar acciones interinas que apunten a la mejora gradual de la gestión de los residuos peligrosos.
A continuación se listan como ejemplo algunas de las posibles medidas a implementar. Su aplicación dependerá del análisis de la situación local, la conveniencia de su ejecución y la aceptación de los actores para llevar adelante medidas transitorias.
- Establecer un registro obligatorio de los generadores de las corrientes identificadas como prioritarias, donde se deba declarar la cantidad y calidad de residuos peligrosos generados.
- Establecer interinamente estándares técnicos mínimos de gestión en forma paralela a la definición de la reglamentación.
- Mejorar los controles de ingreso en los sitios de disposición final de residuos sólidos urbanos, a efectos de identificar las fracciones de residuos peligrosos que ingresan a los mismos. Una vez identificadas las fracciones, se debe evaluar cada situación en particular para decidir si es posible continuar permitiendo su ingreso en el marco de una solución interina y transitoria. La decisión sobre permitir el ingreso en forma transitoria, hasta tanto no exista infraestructura adecuada, deberá tener en cuenta las condiciones del relleno sanitario y la calidad y cantidad de residuos. Cada residuo detectado deberá tener un estricto control, ya sea que se permita continuar con la disposición final o no.
- Determinar el almacenamiento transitorio, a cargo del generador y en condiciones de seguridad adecuada, de fracciones de residuos peligrosos que no tienen solución para su destino final. Esta opción se debe acompañar necesariamente de la búsqueda de soluciones para la gestión de dicha fracción y debe establecerse un límite máximo de tiempo para su almacenamiento.
- Analizar para estas fracciones soluciones regionales que permitan derivar las mismas hacia localidades que cuenten con infraestructura adecuada para su gestión o la exportación hacia otros países.
- Generar una bolsa de residuos para facilitar la valorización de los mismos.
- Comenzar a desarrollar herramientas normativas y de estímulo para potenciar la minimización en origen y la gestión ambientalmente adecuada de los residuos.
- Comenzar a desarrollar acuerdos voluntarios para algunas de las corrientes de residuos peligrosos que surgen como resultado del uso de un bien, identificadas como prioritarias.
Publicado en la Revista Seguridad Minera nº129.
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